lunes, 29 de diciembre de 2014

Las vueltas de la vida

Qué amargo resulta ser consciente de cómo nos vamos convirtiendo en extraños. Parece que como dice Noé, la única constante es el caos. Aferrarnos a lo mutable nos daña. Pero ¿Cómo no sentirnos afectados?¿Cómo mirar siempre al frente? En este mundo desordenado, me es imposible discernir lo bueno de lo malo, soy incapaz de juzgar a quienes me hacen sufrir y entonces, el pasado se hace presente eterno. Me atrapa. Me paso la vida perdonando, a mí misma y a los demás. ¿Acaso soy una idiota, para siempre enamorada de lo que me hace mal? Me refiero a todo vínculo humano. Las personas somos verdaderos universos paralelos, impenetrables, inescrutables, incomprensibles. Quizás la respuesta es justamente esa, dejar de racionalizar las cosas. Pero el corazón es traicionero y tampoco ofrece mucho consuelo dejarse llevar por él, siendo única respuesta la razón. Ay! Qué infeliz me hace este círculo vicioso. Estas vueltas de la vida.

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